domingo, 25 de octubre de 2020

DON JUÁN TENORIO

                             

        Estoy segura de que muchos habéis oído la expresión “ese chico es un don Juan”, pues bien, aquí tenéis  procedencia de dicha frase:


  Don Juan Tenorio es la obra más representada del teatro español y tradicionalmente se interpreta en el día de los difuntos. Su autor, José Zorrilla, la escribe atraído por personajes rebeldes y amantes de la libertad, fascinado por la figura de Don Juan e inspirado e “El burlador de Sevilla y convidado de piedra “  de Tirso de Molina.

Drama romántico en dos partes publicado en 1844  por José Zorrilla, constituye, junto con El burlador de Sevilla, una de las dos principales materializaciones literarias en lengua española del mito de Don Juan, probablemente no exista ningún otro personaje literario de origen español tan universal como este (quitando Don Quijote) ya que, en un mismo personaje une al joven de malas costumbres, que habla sin respeto de los muertos y al joven burlador que enamora a todas las mujeres y que después, invariablemente, las abandona y olvida.




 

Estamos trabajando en el conocimiento del personaje de Don Juán Tenorio de Zorrilla, como tradición literaria y teatral de esta obra de la literatura española, seguiremos profundizando en la obra desde diferentes perspectivas tanto literarias como otros aspectos.























 



                                            La primera parte se divide en cuatro actos y transcurre en una sola noche.

                           La segunda parte se divide en tres actos. Transcurre también en una sola noche, pero 5 años después de los sucesos de la primera parte:

§  Acto I: “La sombra de Doña Inés”, con seis escenas, se desarrolla principalmente en un panteón y en el cementerio.

§  Acto II: “La estatua de Don Gonzalo”, con cinco escenas, se desarrolla principalmente en la casa de Don Juan.

§  Acto III: “Misericordia de Dios, y Apoteosis del Amor”, con cuatro escenas, incluyendo la última escena que sólo tiene un dialogo recitado por Don Juan en el cementerio con el que termina la obra.

La obra narra las peripecias de don Juan Tenorio, un joven caballero entregado a una vida desenfrenada de apuestas, amoríos y duelos. El comienzo de la trama consiste en una apuesta entre él y otro joven por ver quién, en un año, hace más maldad con más fortuna. Esto a su vez desencadena otra apuesta a ser posible más descabellada que consiste en que don Juan consiga seducir a una joven novicia, doña Inés (aquí se desarrolla la célebre escena del sofá representada en el dibujo), y a la prometida del otro joven. Don Juan con habilidad va consiguiendo todo lo que se propone, pero cada vez su alma se va perdiendo más y más. Al final de la obra debe de enfrentarse a sus fantasmas y solo el amor que por él siente la joven Inés es capaz de salvarle de permanecer eternamente en el infierno.

                                                                  





                                                         Y esta es la transcripción:

Don Juan:

¡Cálmate, pues, vida mía! Reposa aquí, y un momento olvida de tu convento la triste cárcel sombría.
¡Ah! ¿No es cierto, ángel de amor, que en esta apartada orilla más pura la luna brilla y se respira mejor?
Esta aura que vaga llena de los sencillos olores de las campesinas flores que brota esa orilla amena;
esa agua limpia y serena que atraviesa sin temor la barca del pescador que espera cantando al día,
¿no es cierto, paloma mía, que están respirando amor?
Esa armonía que el viento recoge entre esos millares de floridos olivares, que agita con manso aliento;
ese dulcísimo acento con que trina el ruiseñor de sus copas morador llamando al cercano día,
¿no es verdad, gacela mía, que están respirando amor?
Y estas palabras que están filtrando insensiblemente tu corazón ya pendiente de los labios de don Juan, y cuyas ideas van inflamando en su interior un fuego germinador no encendido todavía,
¿no es verdad, estrella mía, que están respirando amor?
Y esas dos líquidas perlas que se desprenden tranquilas de tus radiantes pupilas convidándome a beberlas, evaporarse, a no verlas, de sí mismas al calor; y ese encendido color que en tu semblante no había,
¿no es verdad, hermosa mía, que están respirando amor?
¡Oh! Sí, bellísima Inés espejo y luz de mis ojos; escucharme sin enojos, como lo haces, amor es:
mira aquí a tus plantas, pues, todo el altivo rigor de este corazón traidor que rendirse no creía, adorando, vida mía, la esclavitud de tu amor.

Doña Inés:

Callad, por Dios, ¡oh, don Juan!, que no podré resistir mucho tiempo sin morir tan nunca sentido afán.
¡Ah! Callad por compasión, que oyéndoos me parece que mi cerebro enloquece se arde mi corazón.
¡Ah! Me habéis dado a beber un filtro infernal, sin duda, que a rendiros os ayuda la virtud de la mujer.
Tal vez poseéis, don Juan, un misterioso amuleto que a vos me atrae en secreto como irresistible imán.
Tal vez Satán puso en vos: su vista fascinadora, su palabra seductora, y el amor que negó a Dios.
¡Y qué he de hacer ¡ay de mí! sino caer en vuestros brazos, si el corazón en pedazos me vais robando de aquí?
No, don Juan, en poder mío resistirte no está ya: yo voy a ti como va sorbido al mar ese río.
Tu presencia me enajena, tus palabras me alucinan, y tus ojos me fascinan, y tu aliento me envenena.
¡Don Juan! ¡Don Juan!, yo lo imploro de tu hidalga compasión: o arráncame el corazón, o ámame porque te adoro.

                                                                   

Desde unos años a esta parte a ‘nuestro’ Don Juan le ha salido una fuerte competencia con la importación del ‘Halloween’, adueñándose de  nuestras costumbres.

  Hemos pasado a rendir culto a la calabaza horadada y a una legión de brujas, zombis y monstruos por entender que dan más juego y celebran la fiesta con gran algarabía. También se han sumado disfraces un motivo para consagrar una noche monográfica al terror .

Nuestro Don Juan y Doña Inés languidecen y sus versos y romanticismo ha dejado paso a una   celebración de importación. 

Pero hay que compatibilizar y no olvidar nuestras tradiciones

 

 

                                                            




Vamos a recitar y escenificar en clase los versos del Tenorio  y  colorear sus personajes.

             DON JUÁN TENORIO                                                    


                                                                                       DOÑA INES

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